London


A estas alturas todo el mundo sabe que resulta imposible ver Londres en dos días. Verás Covent Garden, Picadilly Circus, Buckingham Palace, la Torre de Londres, el Támesis, Camden, Hyde Park, Portobello Street, Broadway, Regent’s Park, Notting Hill, Chinatown, Downing Street e incluso Baker Street y aún no habrás entrado en ningún museo a ver las obligadas obras maestras.




Dedicar un post a más cosas que hay que ver en Londres, casi sería recibido con hostilidad, pero…habrá que comer, ¿no?

Es probable que se haya oído antes que la comida inglesa es monótona y bastante insulsa, luego parece que no se pueda esperar mucho de ella y se resigne uno a los innumerables restaurantes de comida extranjera. Nada más lejos de la realidad. Se puede comer bien, se puede comer sano y en ocasiones puede incluso resultar divertido.

Si uno es madrugador y quiere saber de dónde viene la comida de gran parte de los restaurantes de Londres, puede hacer una pequeña excusión al Smithfield Market (de lunes a viernes a partir de las 3 de la madrugada, aunque la mejor hora es sobre las 7 de la mañana), un mercado de abastos histórico –tiene 140 años y el más grande de Reino Unido- que además de ser un precioso edificio de estilo industrial del s.XVIII, le permite ver la bulliciosa compra de piezas de bovindo, vacuno y otras carnes que se servirán horas más tarde a miles de turistas hambrientos.

Aprovechando el trayecto, a sólo unos centenares de metros vale la pena entrar en el Barbican, un centro de cultura con una interesante programación de exposiciones, conciertos, espectáculos de danza, actividades  familiares, etc... Imprescindibles son The Curve & B. Foyers de la planta subterránea y un concienzudo paseo por su biblioteca.


No a todo el mundo le gustan los mercados, creo que es porque suelen estar muy concurridos. Aún así, es obligado visitar al menos alguno de los que animan esta ciudad. Los hay para los gourmets, para los de presupuesto más ajustado, para los amantes de las compras, de las antigüedades, etc… prácticamente para todos los vicios.
Borough Market es sin duda el más pintoresco de ellos. El mercado de comida por excelencia ofrece prácticamente de todo, sus tenderetes y minúsculas tiendas adosadas a sus angostas callejuelas de entrada pintan un paisaje algo confuso al principio, aunque vale la pena echar un vistazo general primero, pedir probar algún queso o embutido y decidirse por organizar un picnic para tomar a la sombra en cualquier parque. Lejos de ser un mercado efímero, están bien organizados y publican una útil y divertida revista con algunas recetas, eventos especiales y divertidos perfiles de algunos de los productores que venden en el mismo mercado.

Pizarro es una opción cercana que hay que probar si uno quiere volver a los sabores propios. Con dos restaurantes, José y Pizarro, José Pizarro ha puesto de moda las croquetas, bravas, el pisto, las aceitunas manzanilla, las alcachofas y demás tapas (no sólo clásicas) con nada de sobres ingleses y con mucho carácter español.

Si se busca un buen ambiente hay que ir a Spitalfields market, una instalación muy nueva pero igualmente encantadora. Algunos artistas tienen pequeños espacios para exponer y venden a buenos precios obras interesantes de técnicas y temáticas muy variadas. Piezas únicas y asequibles que vale la pena considerar. En la parte central, se ubica un conglomerado de tiendas de ropa y accesorios, algunas interesantes y otras muy corrientes. Si a uno le gusta el estilo rústico inglés, se puede pasar por Edwin UK–Products for Hound & Home, en donde venden productos propios hechos a mano. Descaradamente inglesas son sus bolsas de paseo para perros.

Alrededor del mercado hay también algunas tiendas interesantes. Para aquellos a los que les gustan la piezas de mobiliario únicas y con carácter, está Elemental, que como su nombre indica ofrece piezas básicas, fielmente restauradas, sobre todo inglesas pero con alguna sorpresa. Si a uno se le queda pequeña esta tiendecita, puede acordar un visita para ver su showroom en Digby road.

Para tomar un descanso rápido y sano sin salir del mercado está el bullicioso Leon, en donde se puede tomar una sopa ligera, una ensalada muy variada o algo más contundente. El local está sabiamente decorado con muebles de estilo algo industrial, entregados a la practicidad, como todo en Leon. Sus largas mesas compartidas y su encantador packaging para sus platos hacen que comer resulte una experiencia distinta y amable, muy recomendable. Si uno ha quedado prendado con sus Sweet Potato Falafel Wrap o sus albóndigas marroquíes, puede comprar alguno de sus libros de recetas en el mismo restaurante (se pueden consultar mientras se espera el pedido), que además de contener sus secretos culinarios, están gráficamente muy cuidados.

Ya de retirada, vale la pena entrar, de uno en uno porque el espacio es minúsculo, en Verde&Co.Ltd., abarrotado de conservas, salsas, chocolates, preparados tradicionales ingleses etc. todo exquisitamente enlatado y etiquetado.

Por supuesto Portobello debe de ser el más conocido de los mercados callejeros en Londres. Cerca de ahí, en Westbourn Grove existen algunas tiendas que no se deben dejar se visitar. Si el día es bueno, vale la pena invertir algo de tiempo en pasear por las cuidadas calles de la zona y descubrir algún rincón espacial. A eso de las cinco, para tomar el té se puede optar por para en Daylesford si a uno le gustan los productos de calidad, orgánicos y de procedencia local.  Su tienda es muy variada y ofrece productos para organizar suculentas cenas de pavo o ligeros almuerzos campestres. Está la opción de sorprender con una cuidada cesta de productos variados al gusto si uno ha sido invitado a cenar en casa de un londinense al uso. Imperdonable no probar sus scones con crema y mermelada para acompañar el té.

Resulta siempre necesario visitar los museos de Londres, por supuesto. Aunque uno haya estado ya en el British, la Tate o la National Gallery, las exposiciones temporales casi siempre valen la pena y no resultan una inversión de tiempo tan grande como para no acudir al menos una hora! Hay varias opciones gastronómicas en la Tate Modern. Me quedo con el Café 2, amplio, cómodo y con una variada carta de clásicos reinventados. En el British está la opción algo más seria de comer en el Court Restaurant. Es elegante y algo más caro que el resto de opciones aunque vale la pena por su ubicación y su iluminación  debajo de la cúpula. Tranquilísimo y acogedor, resulta un merecido descanso del que cuesta desprenderse incluso tras pedir la cuenta. Una opción más económica es disfrutar del mismo espacio, tomando un té (a partir de las 17h, por supuesto). En el V&A Museum, a parte de su interesantísima colección que no hay que dejar de visitar, se  puede tomar algo en un amplio buffet bien surtido. Lo mejor es acudir un viernes, día en que el museo cierra a las 22h y tiene programado algún concierto, entonces es cuando se puede uno sentar en las Morris, Gamble & Poynter Rooms, con mesas de madera y papel pintado de época en las paredes, a disfrutar del espectáculo.

Si se es un interesado del diseño y el mobiliario, hay dos sitios a los que no se puede dejar de ir. Al lado del Támesis, está el Design Museum, con un variado programa de exposiciones temporales siempre interesantes y una tienda muy atractiva, desde su selección de libros a sus miniaturas de los clásicos del diseño.

Algo alejada del centro, pero imprescindible es Folklore que aunque es una tienda de objetos y muebles de diseño es también un modo de vida. Venden objetos seleccionados de líneas muy claras y limpias, con los que sus propietarios dicen sentirse mejor rodeados de ellos. Si no se puede uno acercar a la tienda, hay que visitar sin excusa su tienda online.
Después de invertir un largo día en visitar museos y monumentos, es una buena opción terminar confortablemente sentado en el Byron, rústico aunque cuidadamente sofisticado y degustar una sabrosa hamburguesa. Sabores que sorprenden y acertadas combinaciones, algunas con allioli, salsa de arándanos o espinacas… cenar en Byron es una apuesta segura: productores pequeños, cercanos y productos frescos. Además, en el último año han invertido esfuerzos para seleccionar un buen productor de cerveza artesanal y han embotellado su propia marca, la Byron Pale Ale. La escogida ha sido la Camden Town Brewery, aunque han publicado una lista con la mejor selección de cervezas artesanas y algunas de ellas se pueden incluso degustar en el mismo local.

De paseo por el Soho, una buena idea es para a comer o cenar en el Burger & Lobster. Un auténtico dilema escoger entre carne o marisco…Hay que tener un poco de suerte ya que no admiten reservas y cierran la cocina a las 22:30h. Atención a las ilustraciones que de Alexandr Grigorev para la web y las cartas, que son geniales.
El Pitt Cue Co es una minúscula gran opción, pero es realmente difícil encontrar sitio aquí, ya que el lugar es pequeñísimo. También el  Soho, se trata de una barbacoa, más económico que los dos anteriores e igual de interesante y sabroso. Platos muy completos y carne de calidad en abundancia, prácticamente hay que ir sin haber desayunado.


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